Envío urgente
Por Miguel
Imagínate que estás en tu habitación. En el centro hay una caja. Piensas que no cabes, pero metes una pierna, luego la otra, sales de nuevo y esta vez buscas la postura, te vas plegando y descubres que cabes perfectamente.
Pues eso exactamente fue lo que sucedió.
Luego llegó mi perro, cerró la caja con precinto y llamó a Seur. Lo que me joroba es que no sé qué ponía la etiqueta, ni donde estoy, ni quienes son estas personas que hablan un idioma tan raro. Esto me pasa por improvisar.
Destino correcto
Por Esperanza
Un tipo de Seur me entregó la caja. No era mi nombre sino el de mi vecina, pero él no preguntó y soy curiosa. Un ramo de rosas rojas, un anillo y la tarjeta de un restaurante cercano. “Dime que sí, hoy, a las nueve”, escrito en el reverso.
En la puerta del restaurante me alisé el vestido. Hubiera preferido ponerme el negro, pero la sangre de la vecina lo había salpicado todo.