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miguel, 16 de marzo de 2004, 19:05:38 CET
Hoy cumplimos años mi hermano y yo. Mi hermano se quedó tonto hace ocho años, cuando teníamos dieciséis. Aquel día entré en la habitación que compartíamos y le encontré llorando encima de la cama. Al principio se escondió, intentando que no me diese cuenta. Yo le preguntaba "qué te pasa, por qué lloras". Al fin me lo contó: su novia, su primera (y única) novia le acababa de dejar. Tragué saliva, busqué palabras de aliento. Sabía lo que esa chica significaba para él. Ella le explicó que había otra persona, que ya no le quería. Aquello si que me sobresaltó. "¿Te ha dicho quién?" recuerdo que le pregunté. Él negó con la cabeza, sin dejar de llorar.
Mientras yo intentaba consolarle, él fue mudando sus sentimientos y cada vez estaba más furioso. De pronto se levantó de la cama, se puso en pie y dijo que iba a ver a su novia. Quería saber quien era el otro. Antes de que yo pudiese abrir la boca salió de la habitación, corrió por el pasillo, abrió la puerta de casa. Yo le seguía, tratando ahora de calmarle. Dio una patada a la puerta del ascensor, que estaba ocupado y se lanzó a las escaleras. Allí fue cuando sucedió: perdió el equilibrio en el primer escalón y luego bajó rodando hasta el rellano.
Lo recuerdo, como si acabase de pasar. Sentado en el suelo, mi hermano inconsciente en mis brazos, la sangre de su cabeza goteando por mi codo. Recuerdo mis gritos pidiendo ayuda. Recuerdo mis susurros, pidiéndole perdón a mi hermano, demasiado tarde para arrepentimientos.
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