Aunque habíamos estado otras dos veces en Venecia, no nos habíamos acercado al Lido. Nunca había estado en la playa en Italia y ayer fue la primera vez. El vaporetto te deja al principio de una larga avenida llena de hoteles y restaurantes, que tienes que cruzar hasta llegar al mar. No deja de ser igual que otros sitios de veraneo, aunque quizás tiene más encanto al pensar que, gracias a la Mostra de Venecia, por aquí se han paseado muchas estrellas de cine. Supongo que es lo que vemos la mayoría de los turistas, una única calle con gente yendo y viniendo a la playa.

Muchos venecianos tienen alquiladas unas "casetas" donde no solo pueden cambiarse, sino que también dejan bañadores y toallas. Así que puedes ver a la mujer enjoyada, con tacones y vestida de calle sin adivinar que va a estirar su cuerpo al sol. Estas casetas tienen la particularidad de estar en zonas privadas, de acceso solo para socios, más cuidadas y con duchas (incluso con agua caliente). Nosotros hemos ido a una zona "libre", aunque parece que lo que no te pueden prohibir es estar en una ancha franja que hay entre el mar y estas zonas acotadas, así que se puede decir que te puedes poner donde te de la gana. Y si viene alguien a pedirte amablemente que te vayas, solo hay que decirle que si te quieren echar ya puede ir llamando a los carabinieri.

La playa, desde luego no tienen nada que ver con las de España. Al menos, no con las del Cantábrico o las de Cádiz, que son las que más me gustan. La arena es mucho peor, la orilla está llena de pequeñas conchas, hierbas y algas. El agua está calentita, mucho, y puedes caminar muchos metros sin que llegue a cubrirte entero. En la playa, ellas van todas con bikini, nada de topless. Prácticamente todos los hombres llevan bañadores tipo "slip" y los menos atrevidos, el tipo "boxer" (sino es asi, seguro que son extrajeros). Imprescindible marcar paquete. Y que no falten las gafas de sol de diseño. Por supuesto, nada de sentarse, que no se te ve.