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miguel, 3 de abril de 2003, 7:11:28 CEST
Nostalgia
Me detuve y olfateé a mi alrededor. Como un sabueso. Debía ser él, el tipo que miraba el expositor de corbatas. Me puse a rebuscar entre un montón de carteras de bolsillo, mirando de reojo. El hombre dejó las corbatas y se dirigió a las escaleras mecánicas del centro comercial. Le seguí y en las escaleras me situé en el escalón contiguo al suyo. Mientras bajábamos volví a oler su perfume, aspirándolo como un drogata, imposible resistirse. En el segundo tramo el hombre pareció notar algo raro, y descendió un escalón más, alejándose de mí, aunque no lo suficiente para que no siguiese disfrutando de su olor. Luego dejé de seguirle y le perdí de vista.
Mónica usaba colonia de hombre, no recuerdo la marca. La última vez que había estado en casa también había sido la última que nos habíamos visto y aquel día, por la mañana, antes de que le acompañase a la estación, había notado que olvidaba deliberadamente su frasco de colonia en mi armario del baño. “Llévatelo –le dije. Yo no la voy a usar.”. Pero ella sonrió y me dijo que apenas quedaba. “Déjala ahí, no te preocupes”. Sabíamos que aquella era la última vez que nos íbamos a ver como amantes, así que no entendía el motivo de aquel abandono. Al volver a casa había cambiado el frasco de sitio, lo había enterrado en el botiquín.
Salí del Corte Inglés y regresé a casa. Una vez allí abrí la caja de las medicinas. En una esquina estaba el frasco. Lo abrí y me eché un poco de colonia en el cuello. Había perdido su frescura pero el olor era ese. De pronto la añoraba tanto.
Seguro que en ese momento había sonreído, sin saber porqué, también ella inundada de nostalgia.
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