Estoy en el agua.
O en el cielo, creo.
Después de un duro día,
me siento bien.
Con la bañera llena,
mi cabeza, mi polla,
mis pies,
como pequeñas islas.
Fabricando algo de oleaje,
también algunas burbujas.
Pedos, claro, sé que suena mal
pero es así, me los he tirado.
Me siento tan bien que
me quedaría aquí un rato más.
Pero el agua se enfría así
que quito el tapón.
Mi cuerpo va ganando peso
a medida que se vacía la bañera.
En la misma medida en que
me empiezo a sentir peor.
Pero así es todo,
un momento de placer
y tantos,
tantos de hastío.