Sólo son nombres (por Berna Wang)
He vivido mucho tiempo
llamando independencia a la irresponsabilidad,
tristeza a la autocompasión,
necesidad de estar sola al miedo.
Han sido muchos años
llamando amor a la dependencia,
respeto a la indiferencia,
indiferencia al odio.
Muchos han sido los días en que confundí
la simetría llamándola equilibrio,
y a lo opuesto llamé complementario,
y al parasitismo, simbiosis.
Interminables han sido las tardes en que mezclé
la frivolidad llamándola alegría,
y a la solemnidad llamé trascendencia,
y a la compraventa de derechos y obligaciones, generosidad.
Largas las noches en que barajé
mi incapacidad de comprometerme llamándola libertad,
y a mis condicionamientos llamé identidad,
y a mis impulsos, lo espontáneo.
La vida entera se me ha pasado
llamando sentimientos a mi sentimentalismo,
hiperactividad a mi angustia,
Destino a mi cobardía.
Qué más da,
son sólo nombres.
Todo es relativo, el discernimiento es inútil.
Me resigno con mi dolor y lo llamo aceptación,
lleno la página de palabras y lo llamo literatura,
me río con crueldad de todos y lo llamo broma,
los insulto y lo llamo cariño,
lloro y digo que es sólo cansancio,
que no me falta nada
para ser feliz.
Felicidad no es más que un nombre, me repito,
y a la distancia la llamo olvido.
Siempre he dormido con la conciencia tranquila.
Sólo el cuerpo me despierta algunas madrugadas
con este dolor que combato con aspirinas.
Berna Wang