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miguel, 23 de diciembre de 2002, 9:28:59 CET
Que al menos haya salud
O algo así se dice el día 22, después del sorteo de la Lotería, cuando compruebas que no te ha tocado nada. Repasas las participaciones, porque tienes un taco de ellas, y ninguna acaba en el mismo número que el gordo. Ni siquiera el reintegro. De golpe, todas tus ilusiones a la basura.
Ya sabes que no te vas a hacer multimillonario, solo quieres tapar unos agujerillos, pero nada, ni un euro. Porque la salud va a su aire, no hay que ser tan ingenuo. Si la vesícula te va a dar guerra en marzo, si Papa Noel te trae un cálculo renal o si tus pulmones tienen el color de la marea, no te vas a librar por no haber sido afortunado en la lotería.
No lo soporto, poner la tele y ver a la gente brindando, miles de administraciones de lotería, y en todas tocó. Gente con sidra el Gaitero, haciendo el ganso, cantando. ¿Cómo me voy a alegrar de la suerte ajena si la contrapartida es mi mala suerte? Es de estúpidos. Yo quiero que me toque a mí.
Y te acuerdas del calvo ese, el que te vende la moto en los anuncios de la tele, y te apetece darle un puñetazo en la nariz, ver si sangra de color rojo o también en blanco y negro. Ya sé que el tipo no tiene la culpa de nada, pero lo bien que me quedaría después, fíjate, eso si ayudaría a mi salud.
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