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miguel, 29 de octubre de 2002, 17:40:09 CET
Amelia
- ¿Me quieres verdad? –me preguntaste.
- Sí, más que a nada en el mundo.
- ¿Confías en mí?
- Si.
- Entonces salta. Si te digo que puedes volar, puedes.
- Está muy alto, cariño.
- Vamos, puedes hacerlo.
Y salté. De pronto me sentí ligero. Extendí los brazos, ahuequé las manos y empecé a planear. No era volar exactamente, pero sí me sirvió para aterrizar suavemente en el patio. Tú, desde la azotea, sonreías.
- ¡Es fantástico! –te dije-. Ahora salta tú.
Lo hiciste. Bajaste despacio, dando vueltas sobre ti misma, sonriendo cada vez que nuestras miradas se encontraban.
- Si tu sueño es una pregunta, la respuesta es si –dijo Amelia.
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