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miguel, 24 de octubre de 2002, 12:26:56 CEST
Delia
- ¿Me quieres, verdad? –me preguntaste.
- Sí, más que a nada en el mundo.
- ¿Confías en mí?
- Por supuesto.
- Entonces salta. Si te digo que puedes volar, puedes.
- Está muy alto, cariño.
- Salta de una vez.
Y salté. De pronto me sentí ligero. Extendí los brazos, ahuequé las manos y empecé a planear. No era volar exactamente, pero sí me sirvió para aterrizar suavemente en el patio. Tú, subida en la azotea, me mirabas asombrada.
- ¡Es fantástico! –te dije-. Ahora salta tú.
Moviste la cabeza, negando. Tu cara ya no reflejaba asombro, estabas asustada. Luego te fuiste corriendo.
- ¿Y qué tiene que ver tu sueño con lo nuestro? –preguntó Delia.
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